sábado, 20 de junio de 2015

El mundo no se desmoronó. Parte 2

Tenía una vida tranquila, un poco loca por la edad que tenía y toda mi locura se resumía a 16, 17, 18 años, no es que ahora sea una persona muy madura, pero al menos ya no cometo tantos errores o al menos ya sé reconocer cuando cometo errores. 

La etapa de la preparatoria es la etapa en donde todo lo que hacemos es nuevo, en donde todo lo que tocamos es nuevo, todo lo que conocemos nos asombra, porque lo nuevo era lo mas deseable, tenía excelentes amistades, grandes personas a mi lado, que me apoyaban y sabían todo de mí, o al menos lo que yo quería que conocieran... 
Cuando yo salgo de la secundaria en papel de diva, esa diva que a todo mundo le caía mal, pero que por alguna extraña razón caía bien, hasta ahora vine a saber que a más de uno tenía traumado con mi existencia, mi ego era relativamente grande, no tocaba el suelo y eso, sabía que estaba mal. Cuando entré a la preparatoria, caí de 20 mil pisos y no morí, pero quería hacerlo; ¡Todo! ¡Absolutamente todo era diferente! Ya no había nadie que me solapaba o idolatraba, todas las personas eran nuevas ¿que iba hacer yo?

Aunque todo esto parece película extranjera de adolescentes, tiene un trasfondo tan maléfico y tan duro de superar, yo sé que esto lo van a llegar a leer adolescentes y quiero que la lección que yo aprendí la aprendan ellos, porque al ser victima de acoso escolar, aprendí la lección más importante de mi vida: Valorar lo que tengo. 

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